En eso estamos señor Bonilla:
A lo mejor, en vez de tanto Twitter, blog y demás sandeces online, salir ahí fuera y rompernos el culo offline por nuestro proyecto debería ser una de nuestras primeras opciones, no la última. Al fin y al cabo, las historias de startups con final feliz, sin que hayan tenido que luchar en las trincheras, sólo pasan en las películas y en los artículos de Techcrunch.